Energía y Conciencia de Ser


En una entrada pasada, aquella que se titula Conciencia: percepción y precognición (2-12-08) se lee sobre el final lo siguiente:

“... 'para llegar a la Conciencia de Ser, que amplía la percepción a límites infinitos, no se necesita raciocinio, sino ENERGÍA.... '
La pregunta se nos viene encima: ¿Cómo adquirir esa Energía que nos acerque a la Conciencia de Ser?
Algunas pistas próximamente en otra entrada de este pequeño blog.”


Pues bien, diré que no tengo la respuesta a esa pregunta; sin embargo, como decía, se pueden señalar algunas “pistas”; hecha la aclaración, agrego que muy lejos está este texo de proponer una respuesta total. Lo que sigue entonces, es bueno aclararlo, surge de lecturas de distinto orden y origen, que espero me perdonen no citar detalladamente, pues se confunden en el tiempo.

Nuestras acciones tienen un peso mayor que todo lo que podemos sostener desde lo que decimos y pensamos, pues en las acciones es donde reside y se expresa nuestra energía. Por consiguiente, lo que a continuación se detalla, más que ideas interesantes, apuntan a ser prácticas a realizar: acciones concretas. Empecemos

*Romper la rutina
Como se dice popularmente, el hombre es un animal de costumbres, y esas costumbres nos determinan de un modo tan severo que a veces nos parece que sin ellas estamos perdidos. La energía que entra en círculos de repetición termina por atomizarse. En términos más concretos si se quiere, terminamos en piloto automático, es decir ausente del momento presente. Romper la rutina significa entonces, innovar en nuestros comportamientos, y esto implica llevar a nuestro cuerpo, que es también una forma de conciencia a articular y movilizar energía que no estaba en acción. Por poco que parezca, algunas pequeñas acciones como cambiar de bar al que se concurre, cambiar el camino que hacemos a casa o aprender algo nuevo, por decir algunos ejemplos sirven para desacomodar esa estructura de repetición e invitan a nuestros sentidos a degustar un nuevo menú y nos movilizan.
Sin entrar en términos de la medicina, es claro que nuestros cerebro entrará en un gimnasia muy atractiva, o en términos de Carlos Castaneda, se movilizará nuestro "punto de encaje". Lo que importa es darse cuenta de que si bien al principio podemos sentirnos incómodos innovando, estamos haciendo fluir mejor nuestra energía y eso redunda en beneficio.

*Reducir la importancia personal
Esto proviene también de Castaneda aunque podría equipararse a bajarle los decibeles el ego. En varios de sus libros Carlos Castaneda, cuenta cómo el Nagual* Don Juan le demostraba que la importancia personal nos consume toneladas de energía y eso nos limita. La importancia personal es esa idea que tenemos de nosotros mismos, y de acuerdo con la cual actuamos en el mundo. Por ella nos sentimos ofendidos, enojados a veces, orgullosos en otra. Pero no hay que verla sólo como vanidad, aunque muchas veces lo es, en ocasiones se disfraza de autocompasión. Como creo que se vislumbra se trata del ego buscándose y justificándose a sí mismo a través de nosotros. La importancia personal se reduce de varias formas, la más efectiva es el humor: no tomándose en serio, desarrollando la capacidad de reírse de uno mismo. Reírnos de lo tontos que podemos llegar ser pero sin sentirnos tontos, reír cuando nos encontramos repitiendo patrones de conducta, reírnos de ese pequeño ego que llevamos y nos exigue siempre muestras de su importancia. Cuando podamos vernos desde este lugar estaremos mirándonos desde el lugar del observador, éste, que es un aspecto de nuestro ser, asiste a nuestra "performance" en la vida, y empezará a hacernos comprender que el nuestro es un juego que hacemos en serio, pero sin tomarnos en serio.
El humor es siempre liberador y se encuentra en el corazón de la verdadera espiritualidad.
Toda vanidad, enojo, ofensa es energía en tensión y densa, con una vibración muy baja; el humor siempre distiende, hace sentirnos fluidos y eso es un hecho que todos alguna vez comprobamos.
Reduciendo la importancia personal nos damos cuenta de que no tenemos que defender ninguna idea sobre nosotros, ante uno mismo o ante alguien más. Vale decir, en otros términos, es energía que queda libre para un uso más beneficioso; estamos ampliando la percepción de nosotros mismos y en consecuencia la percepción del mundo.

*El silencio
“Cállate, cállate que me desesperas!” decía Quico (el de los cachetes inflados) al Chavo del ocho, el famoso personaje de Chespirito. En términos generales hablamos demasiado, pero no a los otros (o sí...) Lo que importa es lo que nos decimos a nosotros mismos, ese diálogo interno es una de las formas más habituales de obstaculizar energía que hemos desarrollado, al punto de parecerse a un acto compulsivo. Obstaculizar porque lo que nos decimos ronda siempre lo mismo: cómo deben ser las cosas, cómo debe ser uno, cómo deben ser los demás, necesidad de controlar situaciones del afuera etc.... Muchos y grandes autores han escrito sobre la importancia del silencio, y recomiendo ir a ellos si así se lo desea. Lo que tal vez sea apropiado señalar aquí es que no importa cuán grande sea ese diálogo interno, es algo que aprendimos a hacer y que podemos empezar a abandonar en cualquier momento, claro, con intención firme y práctica. Una práctica sin presión porque eso sólo fomentaría más diálogo interno y obsesión. “Para lograr el éxito en cualquier empresa se debe ir muy despacio, con mucho esfuerzo pero sin tensiones ni obsesiones” dice el Nagual.
Finalmente, decir silencio se parece a decir meditación, y sin duda puede serlo, pero olvidamos que cuando ocasionalmente nos sumergimos plenamente en algo que hacemos, también aparece una clase de silencio y eso es una forma de meditación... El señalamiento vale para no creer que al silencio sólo se llega con túnica y sahumerios en un dojo*. Queda por decir que liberándonos del parloteo interno, en la medida que podamos, otra clase de inteligencia y energía empieza a crecer en nosotros, ésa que a veces llamamos intuición y está más cerca de nuestro verdadero Ser.
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*Aceptar el misterio en Todo
Uno de las mayores pretensiones de nuestra mente racional es atribuirse la capacidad de dar cuenta y explicación de todo. No me refiero a las pretenciones científicas, en alguna medida nos han traído grandes beneficios y hay que agradecérselo; se trata más de aquellas domésticas con las que etiquetamos a las personas que nos rodean y a nosotros mismos. Toda definición es una forma de la cárcel que podemos aplicar a otros pero a la vez la aplicamos a nosotros mismos. ¿Qué tiene que ver esto con la energía y conciencia? Pues en la medida que seamos adictos a encasillar y pretender entender, lo único que estaremos haciendo es impedirnos transitar nuevos horizontes de conciencia. Estaremos limitados por como nos etiquetamos a nosotros, a los otros y al mundo.
La vida es un misterio para ser revelado, y esa revelación es ésta: que siempre hay y habrá más misterio y que cada uno de nosotros lo es.
Desde esta perspectiva aceptamos con humildad la vida y esa pretensión antes soberbia de entender se libera para dejarnos asistir con asombro al encuentro de cada persona, de cada día con sus avatares y a cada noche y a cada gesto, a cada caricia y abrazo. Empezamos a sentir la belleza, porque la belleza empieza a vivir en nosotros.

A modo de conclusión
Existen otras prácticas que ayudan a que nuestra energía crezca y fluya, no es difícil saber de ellas, y esto sólo aspiraba a continuar simplemente algo que se había insinuado en otra entrada. Cada acto dice quién estamos siendo, y esto siempre puede cambiar si así lo decidimos primero, y lo actuamos luego. Aquí la palabra actuamos no es inocente, la idea de que estamos representando el rol de un actor en una obra universal, nos sirve para recordar que no importa qué tan a pecho nos tomemos quien estamos siendo, en cierto momento dejaremos ese papel... Vale entonces, interpretarlo de la mejor manera ya que eso implica vivir nuestra más altas posibilidades, implica acercarnos a nuestra totalidad, a la Conciencia de Ser.

*Nagual, es una palabra de la tradición Tolteca (antiguo México) que podríamos entender como chamán, pero el término es algo inexacto; el Nagual es alguien que ha conquistado la libertad en términos de percepción, superó la ilusión, además es capaz de conectarse con el espíritu y guiar a otros hacia él.
*Dojo lugar donde se practica la meditación zen.

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